domingo, 28 de junio de 2009

Del guiso de la hallaca a Cantaluna

Una mañana de un diciembre de 1991, mi papá me pidió que fuera a casa de Manuel a buscar un poco de oregano para el guiso de las hallacas. Yo venía llegando de misa de aguinaldos y de cantar gaitas y parrandas en la esquina de la plaza. Con la misma que entré a la cocina di media vuelta rumbo a casa de Manuel. En la plaza convide a Jose a que me acompañara, cuando llegamos donde Manuel, salían del fondo de la casa toda una gama de olores que nuncá podré olvidar, pan hecho en horno de barro, hervido de costilla ahumada y de paso estaban asando hojas para las hallacas.


Manuel y su familia llevan la canción en la sangre y esa mañana compartían con las canciones del cantor del pueblo las tareas de la casa. Manuel nos invitó a tomar hervido, pero todavía le faltaba, así que llevamos el oregano a mi papá, Jose y yo compramos una caja de cerveza donde Arsenio que como todos los diciembres en las mañanas sacaba unas cornetas del bar a la calle y colocaba gaitas para alegrar a la Veguita y sus transeuntes.

Al vernos caminar con la cajita azul por el medio de la calle, la gente nos decía: "van fallos..." y así entramos a la casa de los Abreu como si vivieramos allá, guardamos las cosas en la nevera, y nos pusimos a cantar en el patio mientras el fogón seguía trabajando.


No se como, pero poco a poco la casa se fue llenando de buenos amigos. Esta casa queda en la vía hacia San Rafael, pienso que como a menos de cien metros de la avenida Bolívar de ida, pero para salir se hace eterno pues es muy empinada.

Así entre gaitas, parrandas y Alí Primera pasamos el día en casa de Manuel, con Ana, Gladys, Chiqui y todos sus familiares.

Para ese entonces teniamos un grupo juvenil llamado "Somos Iguales" entre muchas de las cosas que nos unía, era la canción, cuatro y guitarra nos acompañaban. Todo ese diciembre nos la pasamos en ese plan y luego enero, febrero... Cualquier excusa era ideal para una serenata a la luna.

Años después Manuel, Ana y Anne inciaron una empresa de café artesanal, Belle Fond, a medida que la empresa fue consolidándose extendieron las líneas de producción al área de vinos y licores a los cuales bautizaron con el nombre de Cantaluna en honor a aquellos días de serenatas.

He aquí pues la relación entre el guiso de la hallaca y Cantaluna. Cada vez que tome estos vinos sentirá todo un recital improvisado de tertulia torondoyense.

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