domingo, 28 de junio de 2009

La noche de las estrellas fugaces

Como en todo típico pueblo pequeño, casi todos los muchachos salen en la noche para la Plaza Bolívar, bien sea a hablar, otras parejas a verse entre los pinos de la plaza, los niños a jugar a policías y ladrones.

Una noche estábamos más de veinte muchachos en la esquina de la plaza que daba con la posada hablando de todo un poco, cuando de repente se fue la luz. Creo que era luna nueva, el cielo estaba totalmente despejado y se podía ver el cielo todo estrellado sobre un fondo terciopelo azul.

Como era de esperar, nadie podía quedarse cayado y comenzaron a salir los astrónomos que se jactaban de reconocer las constelaciones, que si allá estaba la estrella del sur, que la osa mayor, la menor, las tres marías o los tres reyes magos.

En esta inspección comenzamos a ver estrellas fugaces y como locos la gente comenzó a pedir deseos, esperando que se cumplieran algún día. Quien más contará estrellas tenía más oportunidades, teníamos que aprovechar esa lluvia de estrellas en el cielo.

Allá hay otra, gritó uno, todos dirigimos la mirada hacia donde indicó con el dedo. Esperábamos que la estrella se desvaneciera al caer cuando de pronto dio un giro de 90 grados, siguió una trayectoria recta para luego girar nuevamente de manera brusca hasta desaparecer.

Todos nos miramos las caras, por un momento nadie dijo nada, pero como nadie podía quedarse cayado alguien dijo que era un avión. No convenció a todos y seguimos buscando la estrella. Tal vez por estar prestando mas atención ahora pudimos ver no una, sino dos "estrellas" que daban esos giros tan extraños y a velocidades muy pero muy altas.

Sólo se que no eran aviones, pues ni los aviones caza pueden realizar esos giros sin romperse en el aire, va contra las leyes de la física. Además las luces de los aviones son intermitentes mientras que éstas eran fijas.

Desde Torondoy se llega a los páramos piedras blancas, los conejos, la culata, donde siempre se cuenta que se han visto muchas cosas raras, además dicen que mucha de la gente que se pierde en esos páramos son llevados por objetos voladores no identificados.

Si no me creen, cuando vayan a Torondoy y si de casualidad se va la luz en una noche de luna nueva, no dejen de mirar el cielo, porque seguramente por allí podrán ver estrellas fugaces y algo más.

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